Introducción al dinero, las criptomonedas, CBDCs y stablecoins

ITS Rio
20 min readJul 11, 2022

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Mohammad Zia* y Nathan Truong**

Serie de artículos para el proyecto “Blockchain para Impacto Social

“La forma más rápida de duplicar su dinero es doblar un billete por la mitad y guardarlo en su bolsillo trasero.”

Will Rogers

Ganar dinero es uno de los desafíos más comunes que todos compartimos. Estamos constantemente expuestos a nuevas formas de ganar, ahorrar y administrar nuestro dinero. El dinero ayuda a canalizar los bienes y servicios y alimentar nuestra economía. También juega un papel importante en la toma de decisiones y el establecimiento de prioridades y puede afectar nuestra capacidad para navegar en diferentes grupos sociales. Pero cuando la mayoría de nosotros pensamos en el dinero, nos viene a la mente el papel moneda. ¿Por qué ya no usamos oro u otros objetos físicos? ¿Y en cuanto a los pagos digitales? ¿Y dónde encajan las criptomonedas, CBDCs y stablecoins en todo esto?

I. ¿Por qué usamos papel moneda?

Exploremos estas preguntas a partir del ejemplo anecdótico de un agricultor de manzanas llamado João.

João vive en una pequeña ciudad que no dispone de ninguna moneda formal para intercambiar mercancías. Junto con sus vecinos, necesita encontrar una manera de satisfacer la demanda de los bienes y servicios que todos están produciendo con la oferta disponible. En primer lugar, recurren al trueque, un sistema donde los miembros de la comunidad intercambian bienes y servicios directamente. Sobre la base de este sistema de intercambio, João consiguió un nuevo par de zapatos cómodos después de una larga temporada de cosecha de manzanas. Llevó algunas camisas que ya no usaba al mercado con la esperanza de cambiarlas por un par de zapatos que resistirían la próxima temporada de cultivo. Al encontrar los zapatos que le gustaban, João y el vendedor de zapatos tuvieron que encontrar una manera de calcular cuántas y qué tipo de camisas tendrían un valor adecuado para servir como base intercambio por los zapatos.

A medida que João envejecía, la sociedad avanzaba y se interconectaba más. Como resultado, el trueque se convirtió en un sistema de intercambio cada vez más ineficiente. Los vecinos de João ni siempre querían sus camisas viejas. Necesitaban un nuevo medio de intercambio que todos aceptaran y que pudiera expandir el comercio, tanto en la ciudad de João como en otras ciudades. Necesitaban una forma de realizar el intercambio que fuera duradero, portátil, divisible, de oferta limitada y ampliamente aceptada. En otras palabras, necesitaban desarrollar dinero.

João y sus vecinos decidieron que las manzanas se convertirían en este nuevo medio de intercambio.

¡João estaba muy emocionado, porque ahora podía literalmente plantar dinero!

Desafortunadamente para él, las manzanas no duraron mucho como una forma de dinero viable. Las manzanas se pudren después de un cierto tiempo, por lo que no son muy duraderas. Las manzanas también son pesadas, lo que las hace poco portátiles. Imagina cómo sería comprar una casa cara con manzanas. Transferir un pago en manzanas a través de montañas, ríos u océanos resultaría una tarea monumental.

La divisibilidad era otro desafío. En teoría, sería posible determinar exactamente cuánto valdría cada tipo o tamaño de manzana, pero esto se volvería cada vez más complicado en vista de las variedades de manzanas y los debates sobre la divisibilidad exacta de cada una de estas variedades. Como hemos hablado anteriormente, las manzanas crecen en los árboles, por lo que su suministro es más difícil de controlar. Teóricamente, cualquiera podría comenzar a cultivar su propio dinero y eventualmente las manzanas perderían su valor a medida que la oferta de manzanas superara la oferta de bienes y servicios disponibles. También tendríamos que convencer a todos en nuestra sociedad de que las manzanas tienen valor y constituyen una forma legítima de intercambio.

II. Las monedas y el papel moneda: del 600 a.C. al siglo XXI

El ejemplo anterior destaca los numerosos desafíos que llevaron a las sociedades a recurrir primero a las monedas acuñadas y luego al papel moneda. Los historiadores creen que el dinero en forma de monedas se originó en la Grecia moderna alrededor del año 600 a.C. Las monedas pueden ser pesadas y no son la forma más portátil de dinero, por lo que pronto las sociedades agregaron una opción aún más portátil — el papel moneda. Los historiadores creen que el papel moneda se originó en China alrededor de los años 997–1022 del calendario gregoriano, durante el reinado del emperador Zhenzong. Más de 500 años después, el papel moneda llegó a Europa y en los siglos XVIII y XIX se utilizó ampliamente. La gente recurrió al papel moneda debido a su durabilidad, divisibilidad, portabilidad, control de oferta y amplia aceptación. Durante mil años, el papel moneda fue ampliamente aceptado como un instrumento de intercambio.

Consideramos el papel moneda o el dinero moderno como una forma de moneda fiduciaria es decir, que tiene valor porque un gobierno lo emite como moneda corriente. Esto significa que es una moneda legalmente reconocida que se puede utilizar para pagar deudas e impuestos. Al mismo tiempo, los sistemas judiciales de las naciones refuerzan esta capacidad. El dinero emitido por los gobiernos también les permite administrar la oferta de dinero en circulación. Cuando hay más dinero que bienes y servicios en la economía, la consecuencia es la inflación, y el gobierno puede aumentar las tasas de interés para reducir la cantidad de dinero circulante en la economía. Cuando ocurre lo contrario, el gobierno puede reducir las tasas de interés para alentar más préstamos y la inyección de efectivo en la economía.

El papel moneda es la forma en que la mayoría de las personas mantienen la posesión de dinero fiduciario. En términos prácticos, almacenar papel moneda es una de las formas más seguras de almacenar valor para transacciones o compras futuras. El papel moneda siempre será aceptado en el país en el que sea la moneda corriente. Algunas formas de papel moneda, como el dólar estadounidense, serán aceptadas incluso en países extranjeros, en parte porque el país emisor de esa moneda goza de una reputación sólida y confiable.

Ahora analicemos nuestras interacciones modernas con el dinero: un agricultor llamado João que vive en los tiempos modernos ahora usa papel moneda para comerciar con sus vecinos. De manera más realista, João ahora puede comprar suministros e insumos agrícolas de todas partes del mundo como una forma de hacer crecer su negocio. Incluso puede comenzar a importar y cultivar frutas extranjeras y exóticas y aprender nuevas prácticas agrícolas de un socio comercial extranjero. En lugar de guardar papel moneda en casa, João de los tiempos modernos se vale de un banco comercial para guardar el dinero de su granja y pagar todos sus gastos agrícolas, tales como los salarios de sus empleados o los equipos necesarios. Y debido a la proliferación de internet, João hoy puede utilizar un sitio y las plataformas digitales para hacer pedidos e interactuar con proveedores y clientes.

III. Papel moneda x dinero digital

El mundo moderno se ha transformado de una economía ubicada entre vecinos a una gran empresa global conectada por medios digitales, donde podemos obtener suministros e ideas de los lugares más lejanos. Simultáneamente con la evolución del comercio y la economía mundial, el dinero también evolucionó, volviéndose cada vez más digital.

En todo el mundo, al menos 69% de los adultos guardan su dinero en una cuenta registrada en una institución financiera o un proveedor de dinero móvil. Estas cuentas permiten a las personas almacenar dinero en formato digital y utilizar soluciones y servicios de pago para realizar transacciones digitalmente sin utilizar dinero físico. Pero espera un momento. Si ya utilizamos plataformas digitales para pagar nuestros gastos, ¿ya no estamos usando dinero digital? Bueno, aunque las plataformas y servicios de pago digital se han convertido en algo común, nuestra definición de dinero digital continúa desarrollándose con la evolución de la infraestructura digital subyacente que respalda los pagos y el dinero en sí. Abordaremos esto con más detalle y luego abordaremos las nuevas fronteras de los pagos digitales — criptomonedas, CBDCs y stablecoins.

IV. Dinero digital

Comenzaremos con el dinero que se guarda en una cuenta bancaria comercial, es decir, la concepción más popular del dinero digital. Cuando depositamos nuestro dinero en una cuenta bancaria, podemos pagar a un comerciante por sus productos y servicios. Si bien esto parece que estamos entregando digitalmente dinero en papel a un comerciante, esto no es realmente lo que sucede detrás de escena.

De hecho, el dinero que depositamos en una cuenta bancaria comercial es un depósito a la vista. Esto significa que cuando almacenamos dinero en un banco, efectivamente estamos prestando esa moneda al banco. Cuando “exigimos” retirar el dinero, el banco está legalmente obligado a devolverlo en forma de moneda fiduciaria. Sin embargo, mientras nuestro dinero está depositado en el banco, él es libre de hacer lo que quiera con él. Por lo general, el banco presta nuestro dinero a otras partes y recibe los intereses de ese préstamo. Es decir, ganan dinero con nuestro dinero que está depositado. Por supuesto, si todos retiran su dinero de una sola vez, un banco generalmente no podrá cumplir su promesa de canjear nuestros depósitos en forma de efectivo, ya que generalmente prestan la mayor parte, cuando no todo nuestro dinero. Existen requisitos para que los bancos mantengan una reserva de efectivo y un seguro para resolver el problema, lo que permite a los clientes recuperar sus fondos en caso de emergencia.

Por lo tanto, cuando pagamos a João de los tiempos modernos usando nuestros teléfonos móviles o tarjetas de crédito, lo que realmente sucede es que nuestro banco está transfiriendo su obligación de devolvernos nuestro “préstamo” al banco de João. Debido a que estamos tan acostumbrados al papel de los bancos comerciales en nuestra economía y sociedad, y los gobiernos suelen imponer requisitos de reserva y proporcionar seguros bancarios, el uso de nuestras cuentas bancarias parece ser un sustituto similar al dinero, solo en un formato digital más conveniente. Actualmente contamos incluso con servicios y aplicaciones móviles, tales como Venmo, Wise y Remitly para realizar pagos internacionales, que pueden almacenar dinero e iniciar pagos “peer-to-peer” (de persona a persona) utilizando nuestras propias cuentas o comunicándose con nuestros bancos. Estos servicios también se basan en la transferencia de depósitos a la vista.

A medida que el mundo adopta cada vez más internet y las tecnologías, plataformas, bienes y servicios digitales que hace posible, el papel moneda ha sido reemplazado lentamente por los pagos digitales. En el Reino Unido, los pagos en efectivo físicos representaron solo una de cada seis transacciones en 2020.[1] La modalidad de comercio electrónico y la pandemia de COVID-19 han acelerado aún más este proceso, especialmente en el continente asiático. India, Corea del Sur, China y Tailandia representan el mayor número de pagos digitales en 2021.[2] Más específicamente, India lideró el grupo con más de 25 mil millones en transacciones digitales.

Con el creciente uso del dinero digital, las sociedades han repensado su relación con el papel moneda. Y en este caso, China está una vez más a la vanguardia de estas tendencias. En 2014, el país comenzó a comercializar su propia versión de dinero digital, una CBDC, o Central Bank Digital Currency (“Moneda Digital del Banco Central”). Las Bahamas fueron aún más lejos al convertirse en el primer país en tener una moneda digital legal, conocida como Sand Dollar, que actualmente constituye una alternativa al tradicional Dólar de las Bahamas, en su versión en papel.[3] Además, países como El Salvador han declarado Bitcoin, la criptomoneda más popular del mundo, como una forma de moneda corriente.

En este punto, es posible que se pregunte: ¿Qué es una criptomoneda y en qué se diferencia de otras formas de dinero digital? ¿Qué es una moneda digital del banco central (CBDC) y dónde una stablecoin se encaja en todo esto?

En las siguientes secciones, profundizaremos en todas estas preguntas.

V. Criptomonedas

La criptomoneda es cualquier forma de pago que existe digitalmente y no tiene una autoridad central emisora o reguladora que administre su oferta y uso. Esta es la diferencia crucial entre las criptomonedas y otras formas de monedas, como un billete físico en dólares estadounidenses o los USD 100 que existen depositados en una cuenta bancaria tradicional. Las criptomonedas no están sujetas al control de una autoridad reguladora como el Tesoro de los Estados Unidos. Además, se basan en tecnologías como criptografía, funciones hash y mecanismos de consenso para proteger y registrar transacciones. Para obtener más información sobre los fundamentos de blockchain, consulte nuestro breve Introducción a Blockchain.

Serie de artículos para el proyecto “Blockchain para Impacto Social

A diferencia de las transacciones bancarias comerciales descritas anteriormente, las criptomonedas no dependen de un tercero como banco, por ejemplo, para verificar una transacción. En cambio, un sistema peer-to-peer permite a los participantes enviar y recibir pagos directamente. Estos pagos se registran y protegen en un ledger distribuido[1] y las criptomonedas se almacenan en carteras digitales. Las unidades de criptomoneda se crean mediante un proceso llamado “minería”, que involucra sistemas informáticos que resuelven problemas matemáticos complicados para emitir nuevas unidades/monedas. Los propietarios de criptomonedas poseen unidades digitales de Bitcoins, pero estos activos son intangibles. Esencialmente, los propietarios de criptomonedas poseen una unidad que pueden transferir a otras partes o mantener y reclamar la propiedad sin que tengan que gastar en terceros. Creado en 2009, Bitcoin es la primera y más popular criptomoneda del mundo. Ethereum es otra criptomoneda popular creada unos años más tarde, en 2015.

Los desafíos en el camino

La volatilidad de los precios es quizás el desafío más conocido en el sector de las criptomonedas. En el verano de 2017, un Bitcoin valía alrededor de USD 2.500. Tres años después, un Bitcoin llegó a valer casi USD 50.000. Actualmente, a mediados de junio de 2022, un Bitcoin vale USD 23.000.

Es decir, durante tres años (2017–2020, el precio de Bitcoin ha experimentado un impresionante aumento del orden del 2.000%. Sin embargo, desde 2020 el precio de la criptomoneda ya ha caído más del 50%. La volatilidad de Bitcoin hace que sea muy difícil que sea una forma de pago confiable para transacciones diarias o para contratos a largo plazo que involucran pagos fraccionados durante un período de varios años. Del mismo modo, la volatilidad de los precios es un problema para muchas criptomonedas, no solo para Bitcoin.

Además, su aceptación constituye un desafío significativo. Los sistemas de pago tradicionales han ampliado su alcance en todo tipo de transacciones para que sean fáciles de usar. Por ejemplo, la mayoría de las tarjetas de crédito ofrecen pagos sin contacto físico en monedas nacionales, como el dólar estadounidense. La mayoría de las empresas también aceptan las principales tarjetas de crédito, como Visa o MasterCard. En comparación, muy pocos comerciantes aceptan pagos en criptomonedas. A medida que se desarrolle la infraestructura de pago para la economía de la criptomoneda, estos problemas se volverán menos relevantes, pero las criptomonedas aún están lejos de tener un alcance casi omnipresente que realmente pueda desafiar los pagos digitales tradicionales.

Las criptomonedas también sufren numerosos problemas de reputación, sobre todo porque se consideran facilitadores de actividades delictivas. Los legisladores estadounidenses han puesto a las criptomonedas bajo un intenso escrutinio debido a su asociación con los delitos de lavado de dinero y corrupción. Los primeros proyectos de ley destinados a regular las criptomonedas en Brasil también se han centrado directamente en estos temas. Los informes de que el gobierno ruso ha evitado las sanciones económicas al aceptar pagos en criptomonedas han alimentado aún más el escepticismo sobre las criptomonedas.

Los expertos del Brookings Institute advierten que estos temores se basan en una “comprensión inexacta de cómo funciona la tecnología” y no logran “abordar la compleja dinámica actualmente en juego entre los ciberdelincuentes, las entidades sancionadas y los organismos encargados de hacer cumplir la ley”. Brookings Institute agrega que “aunque Bitcoin y las demás criptomonedas implican cierto grado de anonimato, son altamente rastreables”.[2] Con el tiempo, las percepciones pueden cambiar a medida que las fuerzas del orden mejoran su capacidad para rastrear fondos ilícitos de criptomonedas. Aun así, las criptomonedas aún tienen un largo camino por recorrer para transformar la opinión pública en el marco de su asociación con actividades delictivas.

Si bien las criptomonedas enfrentan muchos otros desafíos, los impuestos y la regulación son dos de los problemas finales que nos gustaría destacar. Las regulaciones actuales han creado un mosaico de regímenes de cumplimiento y cumplimiento para inversores en muchos países. Navegar por esta mezcolanza de leyes y regulaciones desafía a los inversores a mitigar el riesgo e invertir con un mayor grado de seguridad. Se han debatido e implementado nuevas reglas sobre activos imponibles, que van desde salarios, ganancias de capital y sociedades colectivas. También se deben implementar nuevas pautas para la información financiera, especialmente dada la posibilidad de que las criptomonedas se utilicen para la evasión fiscal.

Otras cuestiones reglamentarias son las decisiones sobre el tratamiento de los criptoactivos como materias primas o valores. Los tribunales de los Estados Unidos se basan principalmente en la prueba de cómo determinar si un activo debe regularse como un security (un título) o una mercancía. Las criptomonedas han creado muchos desafíos para la Comisión de Valores Mobiliarios de los EE.UU. (SEC), ya que el organismo se ve obligado a lidiar con diferentes casos de criptomonedas que han superado los límites de los marcos regulatorios establecidos para la regulación de activos. El enfoque de la SEC también ha sido seguido cuidadosamente por otras agencias reguladoras de todo el mundo a medida que el uso de criptomonedas continúa creciendo.

VI. CBDCs

Ahora que entendemos las diferencias entre las monedas fiduciarias, el dinero de los bancos comerciales y las criptomonedas, podemos comenzar a conceptualizar dónde encaja una moneda digital del banco central (CBDC). Una CBDC básicamente busca adquirir el estatus de moneda corriente legal del papel moneda, con toda la seguridad y respaldo de los gobiernos, y transformarlo en una moneda digital. Imagine los beneficios de poder almacenar dinero que puedes usar incluso en las peores circunstancias económicas, en una cuenta digital. Podrías acceder a todas las ventajas de los pagos digitales, como enviar dinero desde un país extranjero a tus padres en cualquier parte del mundo. Podrías devolver inmediatamente a tu amigo el dinero que utilizó para pagar su comida una semana antes sin tener que reunirte con él en persona. Pero todo esto podría hacerse con la seguridad de que su dinero digital es tan bueno como el papel moneda, sin temor a una corrida bancaria que podría dejarlo sin su dinero duramente ganado.

Imagen del artículo “Dispatch #6: Instituciones financieras globales en la era de las CBDC”

Y eso no es todo. Las CBDCs pueden operar sin cobrar tarifas bancarias a sus titulares o comerciantes que las acepten. Los pagos se pueden realizar de manera más rápida y eficiente, simplificando el proceso de transferencia de dinero entre cuentas digitales y carteras. El mundo puede ser más inclusivo y conectado financieramente mediante la adopción de una CBDC y la reducción de las barreras financieras. Con numerosas posibilidades de diseño, los bancos centrales pueden emitir sus propias carteras electrónicas a través de asociaciones con instituciones existentes o asumir un papel más activo en la provisión de acceso a la moneda digital del banco central a través de cuentas. Estas carteras o cuentas electrónicas pueden superar los obstáculos que enfrentan los grupos marginados y de bajos ingresos para acceder a los servicios financieros. Por ejemplo, Nigeria presentó eNaira, que ofrece una moneda digital para aquellos que no tienen documentos de identidad o residencia formal. Este tipo de programas también pueden servir como un punto de entrada para la creación de crédito y la garantía de préstamos para poblaciones con acceso limitado a los servicios bancarios[1]

Las CBDCs también pueden ayudar a preservar la privacidad y el anonimato al limitar qué instituciones, si las hay, tienen acceso a su información de identidad digital. Por otro lado, también podrían ayudar a prevenir el uso ilícito de dinero al simplificar el seguimiento de los flujos financieros para las autoridades gubernamentales. Las CBDCs también permiten a los gobiernos mantener su capacidad para administrar la oferta monetaria, que es una función crítica especialmente en tiempos de alta inflación. Las posibilidades son múltiples, pero todo depende de cómo se diseñen las características y la arquitectura de un CBDC. Los bancos centrales de los países pueden asumir un papel más activo en la conducción de la política monetaria para estabilizar las economías. Junto con los grados de libertad permitidos por la capacidad de programación de los productos digitales, también surgen numerosas opciones de política y diseño.

Los desafíos en el camino

El marco de diseño, las preocupaciones de privacidad y los riesgos de seguridad cibernética constituyen tres desafíos importantes para la implementación de las CBDCs. Las preguntas clave incluyen cómo se diseña una CBDC para asignar responsabilidades entre un banco central y los bancos comerciales e instituciones financieras de un país en particular. ¿Una CBDC permitirá que un banco central acceda o incluso requiera información de identificación digital o priorizará el anonimato — similar al papel moneda — a pesar del potencial de mayores volúmenes de transacciones en moneda digital?

Los escépticos de las CBDC señalan que el seguimiento mejorado de las transacciones es una amenaza para la privacidad y un vehículo para la vigilancia por parte de los gobiernos. Por otro lado, el acceso de los bancos centrales a la identidad del usuario puede facilitar los objetivos de lucha contra el lavado de dinero, así como políticas monetarias y recopilación de datos económicos más eficaces. Sea como fuere, la asignación de esta carga de protección de la privacidad sigue siendo un tema controvertido. ¿Se diseñará una CBDC de tal manera que los bancos comerciales emitan y registren transacciones o esta responsabilidad recaerá en los bancos centrales? Los bancos centrales que asumen este papel aumentarían en gran medida la participación pública y gubernamental en las actividades comerciales, mientras que la continuidad de los bancos comerciales en la realización de esta función plantea preguntas sobre la confianza en las instituciones privadas.

Además, la implementación de una CBDC requerirá que los bancos centrales asuman una tarea importante en el mantenimiento de la infraestructura digital y física mediante la introducción de nuevos puntos de riesgo de ciberseguridad. Los CBDCs incitan muchas más preguntas que el diseño del papel moneda, pero alternativamente ofrecen mucho más potencial para la adopción de una nueva era de actividad económica y digital.

VII. Stablecoins

A medida que las criptomonedas basadas en blockchain y las CBDCs continúan desarrollándose, también lo hace la necesidad de una moneda nativa de blockchain más estable. Las criptomonedas originales nacidas en la blockchain, como Bitcoin y Ethereum, alimentan naturalmente sus respectivos ledgers y en el caso de la segunda, sus aplicaciones descentralizadas. Si bien la economía digital aún está determinando si estas criptomonedas adoptarán todas las funciones tradicionales del dinero (reserva de valor, medio de intercambio y unidad de cuenta), o aspectos de estas funciones, sus valores frente al dólar continúan fluctuando mucho, en la actualidad. Son demasiado volátiles para reemplazar las monedas fiduciarias tradicionales. Mientras tanto, la evolución de las aplicaciones y aplicaciones basadas en web3 y blockchain ha seguido creciendo con la adopción de NFTs, Finanzas Descentralizadas (DeFi), del metaverso y una serie de aplicaciones descentralizadas (DApps) en una economía cada vez más digital. Este ecosistema requiere una moneda nativa de blockchain para impulsar la actividad económica.

Para ello, las stablecoins ofrecen una solución potencial.

Stablecoins son generalmente criptomonedas nativas de blockchain con sus valores vinculados al valor de mercado de un punto de referencia externo de precio estable, generalmente una moneda fiduciaria. Stablecoins populares incluyen Tether, USD Coin y TerraUSD. Las stablecoins mantienen su valor y lastre a través de varias medidas. Popularmente, están respaldados por monedas fiduciarias, como el dólar. Este tipo de moneda se conoce como stablecoin con garantía fiduciaria. Estas stablecoins, como Tether y USD Coin, mantienen una reserva de moneda fiduciaria mantenida por una institución o autoridad centralizada que promete que todas las monedas estables producidas o “acuñadas” estarán respaldadas por una cantidad equivalente en moneda fiduciaria. Por lo tanto, teóricamente los individuos pueden canjear sus monedas estables a cambio de moneda fiduciaria. Existen otras formas de lastre descentralizado o “colateral”, como por ejemplo commodities de oro o incluso Bitcoins. Algunas stablecoins ni siquiera están respaldadas por colaterales. En cambio, dependen de algoritmos estructurados e incentivos de mercado para mantener su valor o lastre en una moneda o valor fiduciario estable.

Los desafíos en el camino

Las stablecoins ofrecen una solución producida en el mercado privado para la emisión de una moneda de valor estable que se puede utilizar para comprar bienes y servicios en la economía digital blockchain y en la economía del mundo real, pero no están exentas de problemas. Actualmente, estas monedas no están reguladas y representan riesgos significativos derivados de esta falta de supervisión. Sus principales problemas involucran su estructura de gestión. En el caso de las stablecoins con garantía fiduciaria, la autoridad central de gestión puede no respaldar la oferta de stablecoins con un valor equivalente en moneda fiduciaria. Tal vez estén respaldando sus stablecoins en activos menos líquidos o más riesgosos, lo que podría comprometer la posibilidad de canjear stablecoins a cambio de moneda fiduciaria. Las stablecoins algorítmicas también presentan el potencial de que sus stablecoins pierdan valor rápidamente, dependiendo de las vulnerabilidades de sus mecanismos algorítmicos y de incentivos. Además, las cuentas o carteras de stablecoins no están aseguradas o protegidas en gran medida por seguros o regulaciones respaldadas por el gobierno desarrolladas durante décadas.

En parte, las CBDC se están desarrollando para responder a los riesgos inherentes a las stablecoins. Como una forma digital de moneda del banco central, las CBDCs probablemente dependerán de las formas de protección discutidas anteriormente. Aun así, una pregunta que sigue sin respuesta es si los CBDCs también asumirán las funciones de las stablecoins en su arquitectura. ¿Serán las CBDCs interoperables con las tecnologías blockchain o permanecerán limitados al uso minorista en la economía tradicional? ¿Podremos comprar bienes y servicios en la economía digital utilizando CBDCs? Estas preguntas persisten y dependen en gran medida de las opciones de política involucradas en el diseño de una CBDC en particular.

VIII. Conclusión

Actualmente estamos presenciando la emergencia un nuevo momento. La digitalización de nuestra economía y su integración con los bienes y servicios tradicionales continúa cambiando la forma en que nos relacionamos como vecinos y participantes de un mundo interconectado. Los gobiernos y las entidades privadas tienen interés en crear nuevas soluciones que se adapten a las nuevas actividades económicas e intercambios. Las criptomonedas, stablecoins y CBDCs constituyen respuestas a las nuevas fronteras digitales, además de reformar la forma en que interactuamos con las fronteras tradicionales. Muchas preguntas aún permanecen abiertas, pero los temas discutidos aquí proporcionan una base para los factores clave con los que todos tendremos que lidiar y considerar de aquí en adelante.

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**Mohammad es un becario internacional que se enfoca en la gobernanza y la inclusión financiera en el sector blockchain, moneda digital y fintech. También apoyará el uso urbano de iniciativas de tecnologías emergentes. Mohammad completó su JD de la Facultad de Derecho de Harvard, su MPP de la Universidad de Oxford y su título de la Universidad de Maryland. Mohammad es un apasionado de las soluciones basadas en tecnología para los desafíos económicos y legales en los mercados emergentes. Habla siete idiomas y ha viajado a casi medio centenar de países.

**Nathan Truong es un asociado corporativo en Hogan Lovells LLP.

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